Una cosa es
hacerse la tonta (o la rubia) y otra tomarnos a todos y todas las vecinas de
Valdemorillo por tontos. Ninguna de las opciones es muy recomendable en un político
profesional (aunque sea a escala municipal).
Gema González (Alcaldesa de Valdemorillo desde 2015 por un partido "independiente") junto a Cristina Cifuentes Presidenta de la Comunidad de Madrid por el Partido Popular |
No es cosa de
risa ver lo que pasa en nuestro municipio desde hace décadas por culpa de los
distintos gobiernos de derechas, pseudoderechas, independientes y “progresistas”.
Todos son, como dice el refrán, “el mismo perro con distinto collar”.
En Valdemorillo, afirma
Gema González, el voto está muy dividido. Esa es la única verdad que le hemos escuchado
decir en el último pleno celebrado el pasado 18 de mayo.
En Valdemorillo, efectivamente, el voto de la derecha está dividido y es codiciado por cuatro
partidos: Partido Popular, Progresistas, Vecinos y Ciudadanos.
En estos días
asistimos a una lucha soterrada por el poder y por la “herencia” de lo que consideran un
territorio que les pertenece. No confundamos la apariencia de rivalidad política
local con el verdadero fondo de lo que aquí se está disputando.
En Valdemorillo
no hay partidos "independientes", hay familias que controlan partidos, intereses privados, empresarios arribistas
y buscavidas oportunistas que parasitan el municipio con el único objetivo de
medrar, beneficiarse personalmente y atender sus intereses partidistas, particulares o de sus
amigos. Lo sabe todo el mundo.
Nuestra derecha
local es rica en soberbia, mala leche, rencor y cuentas pendientes.
El
observador atento, habrá notado que Pilar, Gema, Luis Entero, Luismi Hernández
y sus equipos se desprecian y se tienen un desafecto tan profundo que
ensombrece incluso el desprecio que sienten por otras opciones políticas y por
todos aquellos que no consideran de “los suyos”
Ahora Gema, tras
improvisar y dispararse en el pie destituyendo a los concejales de SSP! e IU,
desafía a toda la oposición a que se atrevan a presentar una moción de censura. Pide "coherencia" pero lo que necesita es oxígeno...
Su chulería y
descaro pone de manifiesto el poco respeto que siente por los vecinos, por el
cargo que ostenta y por la confianza que en ella depositaron los partidos de
izquierda que le otorgaron su voto de confianza.
Ella va a lo suyo. Está
haciendo cálculos. Sumas y restas. Sopesando que es lo que más le interesa para
su carrera política.
En cuanto SSP! e
IU le comenzaron a exigir el cumplimiento de los acuerdos de regeneración,
modernización y transparencia no aguantó más.
Su ideología conservadora, sus intereses políticos a medio plazo y las presiones de los
otros miembros de su gobierno la obligaron apretar el gatillo. Hasta aquí hemos
llegado, no vaya a ser que parezcamos “progresistas” de verdad, pensó seguramente.
Desde entonces en los
plenos Gema González se muestra divertida y socarrona. Risueña y satisfecha con
su jugada. Pero a veces se le escapa esa risa tonta que delata nerviosismo y
tensión. No las tiene todas consigo.
Quiere parecer
segura y convencida de su firmeza. Pero lo que parece es un juguete roto que
estorba a todos y que ya no sirve para nada. Ha cumplido su función, hay que descartarla.
El sillón del
Ayuntamiento está a tiro. Tanto PP como Ciudadanos lo saben y aspiran a
heredarlo tras desgastar todo lo que puedan a los falsos “Progresistas”
Gota a gota irán
desangrando al equipo de gobierno hasta que caigan por su propio peso. Entonces
veremos como la derecha “mágicamente” se reconcilia.
Mientras, ante lo
que podría haber sido una crisis de seguridad grave (nos referimos al suceso de
los sobres) todos ríen las bromas de Nino. Naturalmente cada corte tiene su
bufón, la reina Gema no podía ser menos y tiene varios.
En la situación
política precaria en la que está nuestro pueblo los chistes sobre los cafés de
Charo, los polvos misteriosos y otras bromas hirientes o despectivas que hemos
escuchado en el último pleno, están de más. No tienen gracia y no sirven para
distraer a nadie. Desde luego a los vecinos y vecinas de Valdemorillo no nos aportan nada.
Esperamos que
quienes votaron a UPyD, a Progresistas o a Vecinos, pensando en estas opciones como
“independientes” no se tomen todo esto a risa y sepan transmitir a sus
representantes que entre lo cómico y lo ridículo hay una gran diferencia.
En Valdemorillo hoy gobiernan en minoría cuatro concejales y una alcaldesa dispuestos a hacer el ridículo en cada pleno. Lo veremos, todos los meses, durante dos largos años.
Qué risa...¿verdad?
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